Etimológicamente suicidio (sui: «sí mismo»; caedere: «matar») es el acto de provocarse a sí mismo la muerte de manera intencionada.
A nivel mundial, más de 800.000 personas se suicidan cada año, dato que representa, en promedio, una muerte cada 40 segundos. Ante estos datos la Organización Mundial de la Salud (O.M.S) ha hecho un llamamiento para evidenciar la necesidad urgente de introducir acciones de prevención del suicidio en las agendas sanitarias nacionales.
La conducta suicida entre los adolescentes tiene diferentes manifestaciones, las cuales oscilan en un gradiente de gravedad que va desde la ideación hasta el suicidio consumado. Los datos en España muestran que alrededor de 4 millones de personas han mostrado ideaciones suicidas a lo largo de la vida, sobre todo en edades adolescentes. Además, 80.000 personas han dado un paso más y han tenido un intento de suicidio. Se producen 20 intentos de suicidio por cada suicidio consumado.
Hay que intervenir en la prevención: anticiparse al suicidio desde los espacios más próximos a los adolescentes: familia, centro educativo, entorno social municipal, referentes cercanos, etc.
El artículo “Dificultades en la aplicación de un proyecto sobre prevención del suicidio en centros de secundaria”, publicado en la Revista Española de Orientación y Psicopedagogía, expone una experiencia educativa transformadora y necesaria: hablar del suicidio en institutos valencianos… y hacerlo a través del arte.
Analiza los resultados del proyecto “Suïcides: joves, parlem?” [https://www.suicidesparlem.es] que se aplicó en 16 centros de secundaria con más de 1300 estudiantes. Su objetivo: prevenir el suicidio adolescente rompiendo el tabú desde la conversación, la educación emocional y el arte. A través de una secuencia de sesiones diseñada como un aprendizaje basado en proyectos (ABP), el alumnado exploró sus emociones mediante actividades creativas, conectando arte y salud mental en un entorno seguro. Esta dimensión artística no solo facilitó la expresión, sino que permitió romper el llamado “Efecto Werther” que predica que hablar del suicidio es promocionarlo, siendo este uno de los mitos del suicido descrito por la OMS y que es necesario romper.
El artículo muestra las resistencias encontradas: docentes que temían no saber cómo afrontar el tema, orientadores sin formación suficiente, miedo a “abrir un melón” que muchos prefieren evitar. Pero también muestra cómo estas resistencias se vencen cuando hay un enfoque cuidado, colectivo y empático. El arte jugó un papel clave: permitió canalizar emociones, crear conexión y generar un espacio de confianza donde el silencio dejó paso a la palabra.
El texto del artículo también invita a la reflexión sobre el papel de los centros educativos: ¿debe limitarse a los contenidos académicos o asumir su función como espacio seguro donde hablar de emociones, sufrimiento y salud mental? Las voces de los profesionales que participaron en el proyecto enriquecen la discusión, mostrando tanto su compromiso como sus dudas.
Los resultados fueron muy claros: el alumnado se mostró interesado, aprendió a identificar señales de alerta, rompió mitos y comenzó a hablar de lo que nunca se habla… incluso con sus familias. La participación tuvo un efecto preventivo evidente, y muchos docentes reconocieron que el proyecto les ayudó a comprender mejor a sus estudiantes.
El mayor aprendizaje de la aplicación del proyecto fue entender que hablar de suicidio no lo provoca, pero callarlo sí puede ser letal. Además, el arte puede ser una poderosa vía para abrir esa conversación.
Enric Ortega Torres
Universitat de Valencia
Ortega Torres, E. y Carrión Martínez, Ll. (2025). Dificultades en la aplicación de un proyecto sobre prevención del suicidio en centros de secundaria. Revista Española de Orientación y Psicopedagogía, 36(1), 162-178. https://doi.org/10.5944/reop.vol.36.num.1.2025.38369